[Review] Jefe de la M y DJ Onedah - DPS 2.0
publicado el lunes 13 de mayo del 2013 a las 8:53 | review | 436 hits
Cargado de fuerza, musicalidad y energía positiva, DPS 2.0 nos llega a nuestros oídos y corazones como uno de los maxis más esperados desde que en 2009 quedamos atrapados con la primera parte del proyecto.
De la mano de Dj Onedah y el mismo Aitor Millán, DPS 2.0 nos trae ni más ni menos que 16 cortes compuestos líricamente por los MCs más prestigiosos de las ciudades más calientes del sur del país y algunas del norte. Y es que como viene siendo de costumbre, los trabajos de Jefe de la M mantienen el objetivo de mostrarnos el extraordinario abanico de skills existente en Málaga. Gracias a sus trabajos, hemos podido apreciar la enorme evolución de artistas de la talla de Juho, Little Pepe, Ijah, Rook Jack, Faruk, El Mono o Murianafobia. Sin mencionar a pesos pesados del rap estatal como Juaninacka, Zatu, Capaz, Gordo Master, Niño Snake, Legendario, Titó y Keyo. Si Jefe de la M es el padrino del hip-hop sureño, esta es sólo una parte de su gran familia. Triada lo refleja perfectamente: las mejores familias siempre acaban reuniéndose a pesar del paso de los años. Menuda sorpresa, y menudo reencuentro.
Instrumentalmente, nos encontramos ante uno de los trabajos más ricos a día de hoy. Con producciones de Cookin’ Soul, Dj Pera, Acción Sánchez, Saox y el mismo Jefe, no cabe alguna duda de que estamos ante DJs con una formación y cultura musical alucinante. DPS 2.0 destila soul, funk, jazz, beats de bombo-cajas tradicionales, pianos y melodías que nos transportan a los mejores tiempos de Los Ángeles, el sonido west coast, el colorido musical de Guru e innumerables influencias que el buen oído del b-boy sabrá apreciar, sin perder ni un ápice de todo el sabor de la sal malagueña. Como nuestra ciudad, DPS 2.0 es un trabajo cosmopolita y lleno de matices.
Profundizando en otros aspectos, estamos obligados a resaltar el sentimiento, esfuerzo, vocación y honestidad que derrocha el maxi. Con tan sólo leer el título de los tracks, el oyente puede identificarse personalmente con cada mensaje de las canciones: superar barreras, creer en ti mismo, disfrutar de lo que te rodea en buena compañía; apretar los dientes y el puño en tiempos de crisis pero sin dejar de sonreír son algunas de las lecciones que el maestro del kung-fu en Málaga nos enseña involuntariamente. Pura esencia del Hip-Hop. Asimismo, llama la atención la honestidad, madurez y sentimiento puestos en la parrilla por todos los MCs. Hacía tiempo que los acordes de un piano, la entonación en una cadencia, agudos y graves no confluían tan bien para erizar el vello de los brazos a más de una persona. Por qué parar, por ejemplo, es uno de los exponentes que mejor representa lo que queremos decir. Sin embargo, tampoco se ha descuidado el egotrip y el vacile. Desde prismas hardcore y focalizaciones más amables, la competición, el flow versátil y el ingenio de las punch-lines de Jefe y cia. quedan puestas de manifiesto en temas como Aullando como demonios, con nuestro hermano del mal, o en el tema homónimo del disco, pura exaltación de habilidades y mensajes, el perfecto equilibrio. “La M vuelve a ser lo que nunca dejó de ser”.
Llámalo como lo quieras: “daños por segundo”, damage per second o esa gran tecnología que disfrutamos con el turntablism. El caso es que después de cuatro años, Jefe de la M vuelve a las andadas para demostrarnos quién sigue siendo la corona del reino del sol.