Sin miedo a vivir. Porque todo salto nunca cae en el vacío
publicado el martes 03 de febrero del 2015 a las 10:13 | review | 545 hits
La crisis, con su desempleo, sus desahucios, sus inseguridades, sus suicidios, sus cuchillas en Melilla, etc., genera aislamiento y miedo, mucho miedo. Ante esta situación, siempre nos asaltan dos opciones a modo de solución: pertenecer a lo colectivo abandonando la pasividad de la soledad, y conseguir buen alimento mental a través del ocio y la cultura. Es aquí donde el hip-hop tiene un papel crucial que jugar, pues combina ambas respuestas como ninguna otra arte. Sin embargo, la acelerada vida que llevamos nos impide a veces disfrutar de todo cuanto merece la pena, y la música es una de esas afectadas: lo efímero nos invade, y Sin Miedo a Vivir tiene que luchar contra ese titán contemporáneo.
Aquellos melómanos o b-boys que alguna vez sintieron una sensación de agradecimiento al escuchar por primera vez a SFDK, tienen una grande —y grata— tarea por delante. Afirmamos esto con rotundidad, porque sabemos que SFDK no sólo ha sido uno de los grupos más importantes y decisivos de la historia del rap nacional, sino porque también es de los más polémicos a la hora de recibir críticas, tanto positivas como negativas.
Suele suceder con frecuencia, que la fortuna crítica de un grupo musical es directamente proporcional a la trayectoria artística de la formación. Y es que en el hip-hop, a menudo no se piensa demasiado sobre el paso del tiempo tanto para los artistas como para los oyentes. Si una letra que escuchaste a los dieciséis no te impacta de la misma manera con veinticinco, no hay nada de lo que asustarse: significa que tanto tú como el artista habéis crecido personalmente. El rap, como cualquier otro género musical, es un arte temporal, no es un cuadro renacentista que cuyos valores pretenden perdurar durante siglos. Quedémonos con esta frase: cambia la estética, no la poética. Con ello queremos decir que tras veinte años de carrera, si SFDK transmitiera lo mismo a adolescentes que a ancianos, todos tendríamos un problema. Cada etapa en la vida exige mirar el mundo con nuevos ojos. ¿Pero sabéis qué? Sin Miedo a Vivir habla de todo esto, y más.
Lanzado al mercado el 16 de diciembre del pasado 2014 bajo BOA, Sin Miedo a Vivir consta de 15 tracks más dos temas extra (El Viaje, junto a Kriss, y Orgullo Banderillero, canción que puso la guinda al pastel en el final de Malviviendo, conocida serie sevillana emitida a través de la red y en la que Zatu ha aparecido varias veces). El LP cuenta con las producciones de cómo no, Acción Sánchez, más las colaboraciones de Niggaswing, Hazhe, Baghira y Cam Bluff. Al micrófono, Zatu permite compartirlo con sus amigos y colegas más afines de entre sus últimos trabajos: Little Pepe, Juaninacka, Capaz, Alberto Gambino, Swan Fyahbwoy y Shabu. Hasta la fecha, dos son los clips que pertenecen al nuevo disco: los correspondientes a los temas Lo intenté y Todo lo que importa (feat. Fyahbwoy).
Tanto en el aspecto lírico y sonoro, en Sin Miedo a Vivir pareciera dar la sensación de que el LP ha sido cocinado a fuego lento. Conscientes de sus dos décadas de experiencia musical, Zatu y Óscar transmiten mayor complicidad que nunca. Puede decirse que Sin Miedo a Vivir expresa la paz, serenidad y convicción de dos artistas plenamente dedicados a su vocación.
En el plano puramente auditivo, Sin Miedo a Vivir consigue que incluso personas ajenas al rap, sepan que están escuchando a SFDK sin ni siquiera oír la voz de Zatu. En ese sentido, estamos seguros en afirmar que pocas veces hemos visto a un Acción Sánchez tan convencido de su propio estilo (fruto quizás del autoconocimiento que le ha otorgado trabajar con Mala Juntera): felinos scratches, bombos, baterías y cajas con esa cadencia tan singular, que juega entre el sonido de finales de los 70 y comienzos de los 2000. Trompetas que evocan el hip-hop más primitivo, deudor del jazz, el funk y el soul, samplers de cánticos de block parties ochenteras, etc. Como ejemplo, recomendamos encarecidamente que se escuchen con detalle los dos primeros temas del disco agachando la cabeza, únicamente poniendo atención en la instrumental. Suena al barco de SFDK atracando en el puerto.
Aqui podeis leer la reveiw al completo, y si quereis descargaros la versión en PDF.
Decía Kierkegaard que "El momento de la decisión es siempre el momento de la locura". Sobra decir que en la actualidad, vivimos tiempos en los que toca decidir sobre diversos aspectos, a cada cuál de ellos más importante, pero de la forma más irracional. Y no, no es cuestión de ponernos filosóficos ni de hablar en abstracto —o quizás sí, quién sabe. Porque al contemplar la portada (o 'cover') del último disco de SFDK, uno entiende y ve reflejada perfectamente la afirmación del filósofo existencialista: la locura de decidir y dar un desgarrador salto cargado de literalidad, fruto del impulso que sostiene la condición humana. Hablamos de elegir luchar por lo(s) que queremos; permitiéndonos el uso de la aliteración, de la voluntad de (sobre)vivir Sin Miedo a Vivir.